¿De que trata? Algo ancestral y maligno se esconde en la oscuridad de la mansión Blackwood. Cuando la pequeña Sally (Bailee Madison) llega a vivir con su padre Alex (Guy Pierce) y su nueva novia Kim (Katie Holmes) a la afamada mansión, inmediatamente descubre algo extraño en ella. Su padre se encuentra demasiado ocupado remodelando la casa para una afamada firma de arquitectos y cree que las visiones de Sally son sólo producto de su imaginación. Pronto todos descubrirán que hay algo terriblemente vivo en esa casa…
No me gustaría caer en un lugar común, pero no puedo evitarlo: ¡Guillermo del Toro lo hizo de nuevo!
Si bien el tapatío no es director de este largometraje, se nota su mano al pendiente de cada elemento de la historia (misma que co-escribió) al fungir como productor. Con No temas a la Oscuridad, del Toro apadrina a Troy Nixey, pues esta es la primera película en forma que dirige el canadiense, quien por cierto, antes se dedicaba a dibujar comics (busquen la historia escrita por Mike Mignola: The Doom that came to Gotham para conocer su arte).
Nixey logra un gran trabajo. Como ya dije, Guillermo del Toro lo cobija en cada detalle técnico de la película, pues se siente su sello; sin embargo, la dirección actoral es el peso que cae de lleno sobre el joven director y sale bien librado. Sobretodo, logra sacarle una buena actuación a la señora de Tom Cruise y también a la niña protagónica.
Cabe mencionar que Don’t be Afraid of the Dark es un remake. Aunque no es una calca de la historia original, pues en aquella primer película de 1973, hecha para televisión, la Sally protagonista no era una niña, sino una mujer neurótica que se muda junto con su esposo a una mansión victoriana, en donde comenzará a ver pequeñas cosas que ponen en duda su cordura. Así que el gran acierto de del Toro como escritor ha sido cambiar la jugada, haciendo que el público se preocupe y quiera proteger a una pequeña niña que debe enfrentar el miedo primordial que todos tuvimos en la infancia con esta revitalizada fantasía oscura, donde además tuerce al mito del hada de los dientes.
Lo bueno: Los personajes están perfectamente bien delineados, los cómos y porqués de sus acciones están establecidos desde el momento en que aparecen a cuadro. Sobra decir lo bien actuados que están.
El diseño de producción y la iluminación son la cereza en el pastel. Hacen que la casa sea un personaje más y no solamente un decorado.
Las criaturas son horribles. Repulsivas, pero al mismo tiempo hipnóticas. Y por supuesto que esto es algo bueno.
Lo malo: Para el cinéfilo experimentado, se va a topar con varios clichés del género, lo que la haría predecible ante sus ojos.
Hay un detalle narrativo que no me gustó, ¿Qué onda con el “accidente” que sufre un personaje secundario? ¿Qué nadie nota que algo malo ocurre en esa mansión después de ello? Esa indiferencia no sólo hace que el padre de Sally luzca como alguien que tiene poca atención hacia hija, sino que además sea estúpido.
En resumen: Es una buena película para pasar el rato entretenido y asustado. No van a pasarla brincando del asiento, pero la atmósfera los va a terminar envolviendo. Y eso es lo que cuenta en este tipo de historias góticas modernas, que la trama se quede jugueteando en su mente después de salir del cine.
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